viernes, 9 de agosto de 2013

El tesoro perdido.

Estos días andamos revolucionados en casa. Las reformas que estamos haciendo han provocado que aparezcan cosas que ya no recordábamos. Una de esas cosas ha sido una vieja cámara desechable.



Al verla he recordado algo de su historia. En octubre de 2006, Bárbara, Nublo y yo nos fuimos con nuestra primera y humilde furgoneta ("La Sere") de ruta por Asturias. Guardamos un muy buen recuerdo de aquellos días...  De vez en cuando nos viene a la cabeza algún momento de aquel viaje y siempre es con una sonrisa dibujada en la cara...
No logro recordar las circunstancias pero en alguna parte del viaje nuestra cámara debió romperse por lo que decidimos comprar esta "humilde retratadora" para inmortalizar lo que aconteciera por Tierras Astures hasta que la sustituyéramos por una digital.
Al llevarla a la casa de revelado ya me avisaron que era probable que la película no estuviera en buen estado después de haber pasado tanto tiempo.
Hoy he ido a recogerla. El instante de abrir la bolsa e inspeccionar el contenido ha tenido su dosis de emoción e intriga. Al ir pasando las fotos reveladas en papel una mezcla de alegría por comprobar que las instantáneas estaban bien para la calidad de la cámara con la que se habían tomado y de añoranza al ir viendo imagen a imagen los momentos que allí habían quedado inmortalizados...















Allí estábamos. Una parte del viaje que había quedado apartada del recuerdo por no haber tenido imágenes que refrescaran nuestra memoria. Un Nublo jovencísimo (apenas 11 meses), Bárbara, nuestra Nissan Serena ("para vosotros está bien") y cómo escenario la parte de Asturias pegada a Somiedo. Las Brañas fueron testigo del comienzo de lo que a partir de entonces, sería nuestro estilo de vida.